lunes, 15 de abril de 2024

ROBOT LEONARDO DA VINCI

Todo acaba, hasta las historias de ficción. 

Espero seguir divirtiéndoos o informándoos con mis relatos... a cambio del tesoro de vuestra atención. 

Hasta pronto, amigos lectores.






Pedro entró por su propio pie en el quirófano, risueño, sin importarle llevar la bata abierta con medio culo al aire. Le impresionó tanto como si entrara en el interior de una fantástica nave interestelar: luces y paredes de un blanco radiante, cegadoras, hombres y mujeres con el rostro tapado y con ojos de microscopio, uniformados con trajes de buzo de un azul marino impoluto y, allá al fondo, el imponente robot Leonardo da Vinci con sus formidables patas de araña inmóviles… como si estuviera esperando a su presa.

─ ¡Buenos días Pedro! Soy su anestesista, ya nos conocemos y sé que le encantan The Beatles, así que mi hija me ha preparado todo su repertorio. Elija usted qué canción quiere que le ponga para dormirle ─dijo el doctor Ángel con una sonrisa bonachona.

“Revolution 9”,  la respuesta de John Lennon a cómo hacer revoluciones sin violencia, pacíficamente. Si usted la oye con atención al revés, podrá escuchar la frase oculta: “turn me on, dead man” ─respondió Pedro con una sonrisa triste.

─ ¿“Enciéndeme, hombre muerto”? ─contestó el galeno sorprendido. ─No me lo puedo creer.

─ Pregúnteselo a su hija.

─Bueno, súbase al quirófano Pedro, relájese, piense en algo bonito de su vida, como aquel Mayo del 68, cuando usted era un esbelto joven de dieciocho años, lleno de vitalidad y de futuro.

Cuando a Pedro le pusieron la mascarilla y empezó a aspirar profundamente,  las voces de Jhon Lennon y Yoko Ono envolvieron su mente como una espesa niebla inglesa de puré de guisantes…

El cirujano conectó el robot Leonardo da Vinci y de pronto las luces del quirófano estallaron como petardos de Nochevieja. Las alarmas ulularon despidiendo luces rojas y azules estroboscópicas,  girando como la bola de cristal del techo de una discoteca.

─ ¡¡¡Incendio en la sala de operaciones cinco!!! ¡¡¡Atención!! ¡¡¡Equipo de emergencias acudan de inmediato!!!



Una semana después, los hijos de Pedro entraron al despacho del director de la clínica urológica,  acompañados por su abogado.



─ Siento mucho el accidente sufrido, es casi imposible que se produjera un cortocircuito en las agujas del robot que estaban operando en ese momento al paciente, abrasando sus vísceras de manera irreversible… Todo el equipo lo sentimos de verdad, Pedro era para nosotros una persona muy querida por su simpatía y amabilidad…

─ Me llamo Eulogio de Francisco, representante legal de los herederos, doctor, y no es necesario que se disculpe porque vengo a comunicarle que no iniciaremos ninguna demanda civil, ni penal, por el fallecimiento de Don Pedro Sánchez Beitiarralangoitia en el quirófano. Muchas gracias por su atención. Firme este documento fehaciente de notificación, por favor,  y habremos concluido la visita.

─ Un momento Eulogio ─dijo Nuño, hijo mayor de Pedro. ─Antes quiero entregarle al cirujano jefe algo importante, que nuestro padre dejó por escrito, por si no salía con vida de la operación.

Isabel, la hija de Pedro, sacó de su bolso una carta notarial lacrada que entregó al doctor. Ambos estrecharon la mano del urólogo y se despidieron.

El médico llamó por el interfono a todo el personal del quirófano número 5 para una reunión urgente en la Sala de Juntas del hospital. Cuando todos llegaron les mandó sentar, abrió el sobre, sacó la carta manuscrita y empezó a leerla en voz alta.


“Si ustedes están oyendo leer esta carta, será señal de que ya no estaré en este mundo… ni en ningún otro: soy agnóstico. Sé que todas las religiones prometen la vida eterna, de una u otra forma, para poder subsistir. No las creo. Pero sí creo que nací para amar y ser amado… ¡Y lo he conseguido! Cumplí con el mandato evolutivo de transmitir mi ácido desoxirribonucleico a mis descendientes. 

Y me voy ligero de equipaje, como dijo el poeta*.

También espero seguir vivo en su recuerdo y en el de ustedes, extraordinarios hombres y mujeres de ciencia, dedicados a dar vida y consuelo. Muchas gracias por su impagable trabajo humanitario.

He dado orden a mi abogado para que no inicie acción legal alguna contra ustedes ni contra su hospital, en caso de accidente o mala praxis en mi operación, porque ustedes jamás quisieron mi mal por acción u omisión. Nadie es perfecto.

También donaré a su institución un nuevo robot Leonardo da Vinci, ya que, previamente a la intervención, suscribí un importante y sustancioso seguro de vida.

Nos encontraremos en la Eternidad.

 

Pedro Sánchez Beitiarralangoitia.

 

 Un gran hombre y además augur… escuché Revolution 9  al revés y tenía razón ─dijo Ángel el anestesista cariacontecido.

─ ¿Y qué es lo que dice? ─preguntó el cirujano jefe sorprendido.

Turn me on, dead man; mi hija lo comprobó: “Enciéndeme, hombre muerto”… Juan Ignacio... ¡manda desguazar el robot Da Vinci de la unidad 5 y sustitúyelo por el de Pedro! porque yo a ese homicida no lo volveré a encender jamás en mi vida.

 

Marcuan© 15 de Abril de 2024.

 

 

*Ver relato “En mi septuagésimo…” en marcuan.blogspot.com


P.D.- El robot cirujano Leonardo da Vinci se sentará en el banquillo, acusado por la muerte culposa por neglicencia imprudente de Sandra Sultzer, fallecida como consecuencia de una fallida operación de cáncer de colon con el robot quirúrgico, que quemó y desgarró su intestino delgado, en 2022.

La empresa Intuitive Surgical, creadora de la primera versión del dispositivo médico sabía que el robot tenía problemas de aislamiento que podían provocar fugas de electricidad, capaces de quemar órganos internos, sin advertir de estos riesgos al público.

La empresa Intuitive Surgical ha sido objeto de, al menos, 93 demandas más por la responsabilidad de su producto en los últimos años...

 

lunes, 18 de marzo de 2024

CAROLUS REX III DE ALBIÓN

Continúa la aventura vital de nuestro personaje de ficción. Con el deseo de que os arranque una sonrisa caritativa, al menos.




Todas las televisiones estaban dando una noticia mundial: “Carlos, Rey de Inglaterra, padece cáncer, descubierto después de una operación benigna de próstata”

─ ¡Atiza, macho! Con lo que te ha costado esperar para ponerte varios kilos de diamantes en tu testuz ─dijo Pedro al verlo. ─ ¡Bienvenido al club, majestad, jajaja!

Apagó la televisión mientras una sonrisa amarga cruzó por su cara. Era su primer día de revisión después de pasar por un duro proceso: Detección de los adenocarcinomas mediante tracto prostático, resonancia magnética, biopsia de fusión y criocirugía focal…

─ Carlitos Rex: “Cada perro se lame su pijo” como dice el refranero castellano.  Toca preocuparnos ahora cada uno del nuestro, seas rex o chusma...

Subió al tren de cercanías para ir a la clínica urológica de  Madrid, se sentó junto a la ventanilla del tren y pensó en lo que había hecho en su vida ¿Quién habría sospechado que iba a salir tan bien? Pedro había leído mucho y muy variado, y recordó una arcaica sentencia zen:

“Siéntate en silencio y espera. Deja que las cosas ocurran por sí mismas y sé consciente de cuándo actuar y cuándo dejarlo estar”

─ Sentado y en silencio ya voy; y dentro de poco seré consciente de lo que debo hacer o no hacer ─ se dijo a sí mismo en un suave murmullo que hacía inaudible el traqueteo del vagón.

Ya en el metro sólo deseaba salir de esa ratonera cuanto antes, e indemne. Su hijo mayor,  usuario diario de ese transporte, le había advertido: “ Pedro, ya no es como en tus tiempos, ni se te ocurra mirar fijamente a nadie y menos aún a chicas ligeras de ropa. Vas por una línea peligrosa, ponte estos auriculares aunque no estén conectados y mira los anuncios de la pared con cara de bobo”.

─ Buenos días Paula, tengo consulta con el cirujano a las once, pero acostumbro a llegar un poco antes. Voy a seguir leyendo mientras espero. Como me quedo absorto cuando leo… ¿serías tan amable de avisarme cuando llegue mi turno?

 ─ Buenos días ¡Claro que sí Pedro! ¿Y qué es lo que estás leyendo que te absorbe tanto, si puede saberse? ─ contestó la recepcionista regalándole la mejor de sus sonrisas.

La mujer desnuda: un estudio del cuerpo femenino, de Desmond Morris.

Cuando Pedro acabó de decirlo en voz alta, en la sala de espera de la clínica de urología, en pleno barrio de Salamanca de Madrid, llena de ancianos conservadores acompañados por sus mujeres; un silencio sepulcral estalló como una granada de mano. Hasta se podía oír.

Pedro sintió la misma sensación que tendría un judeoconverso ante la mirada de Torquemada, el Inquisidor: terror.

─ Bueno no es lo que te piensas, es un estudio antropológico de… la mujer… ─Balbució.

─ ¡Don Gallardo Jacobo Álvarez de los Castillos y señora, acompáñenme por favor! ─anunció Paula.

La comitiva pasó a su lado como si Pedro fuera una estatua de humo.

Pedro pensó otra vez en zen, se sentó y esperó, y lo dejó estar.

Los antropólogos defienden la tesis de que a la evolución le importa poco un individuo una vez éste se haya reproducido, es decir: cuando ya ha transmitido el tesoro de su ADN a otro ser humano de la misma especie, se convierte en prescindible.

─ Me lo tienes que prestar ─ le susurró Paula bajito al volver de la consulta.

─ Cuenta con ello, pero quizás te interese más El hombre desnudo, del mismo autor, donde expone que sólo hay tres formas de penes en los Homo Sapiens machos…




Dos matrimonios se levantaron y se alejaron de Pedro al otro extremo de la sala de espera, serios y con la mandíbula inferior altiva, mientras Paula hacía grandes esfuerzos para no soltar una carcajada.

Cuando le tocó su turno y abrió la puerta de la consulta Pedro se asustó. Primero, porque un hombre de casi dos metros con bata blanca y con una cabeza en forma de pera, siempre impresiona y después por pura intuición, al ver su mirada.

 ─ ¿Por qué noticia empiezo Pedro ─preguntó el médico ─ por la buena o por la mala?

─ Por donde quiera, pero dígamelas rápido, doctor.

─ Tenemos que volver a operar Pedro, tu cáncer se ha recidivado. Lo superarás, aunque quedarás impotente e incontinente y tendrás que usar pañales.

─ ¿Sabe usted si en los conventos de los frailes cartujos hay farmacia? Bueno, se podrán pedir por Internet supongo, los pañales, digo, porque voy a reservar una celda en el de Xeréz de la Frontera…

El urólogo se echó a reír.

─ No es para tanto, hombre, las ciencias avanzan que es una barbaridad, como cantaban nuestro abuelos en las zarzuelas. Te vamos a aplicar las mismas técnicas que al Rey de Inglaterra: os operará Da Vinci.

─ ¿Un descendiente del genio renacentista?

─ No, es un robot de última generación que vale millones y aquí disponemos de uno. Hable con Paula para las pruebas del preoperatorio. Hasta pronto. Cuídese.

Pedro salió cabizbajo y se acercó a la mesa de recepción.

─ Toma Paula, te regalo el libro, se me han quitado las ganas de leer sobre los penes de los Sapiens y de la madre que los parió.

 

MARCUAN. 18/3/2024. Copyright

(CONTINUARÁ)