viernes, 20 de agosto de 2021

AGUJERO NEGRO

Los agujeros negros colapsan...




Y yo me pregunto…

¿Es el problema de España un problema de cultura?

Y cuando la vista volví, hallé la respuesta viendo,

Cómo Madrid iba engullendo

Los muertos que puso Alcalá.

 

Madrid capital, cual Agujero Negro, todo lo fagocita como un chupóptero insaciable.  Madrid arreó con el título de Complutense para su Universidad Central, sin importarle que la ciudad de Alcalá de Henares se llamara Complutum antes de que la Villa y Corte existiera.

¿Sólo eso? ¡Quiá! Expolió la sede del Instituto Cervantes en menos que canta un gallo. Y las plumas de sus gacetilleros intrigaron para llevarse la entrega del Premio Cervantes a Madrid. ¿Me equivoco? Puede que creyeran que sería más prestigioso que se otorgara en la Puerta del Sol… como si al Sol se le pudieran poner puertas.

Y bien se sabe que sólo un puñado de dignos alcalaínos salvó por los pelos, y rascándose los bolsillos, la fachada de la Universidad Cisneriana. Sus piedras estaban ya numeradas para ir camino de Ohio. En Nueva York ya tienen el ábside de una iglesia románica segoviana: San Martín de Fuentidueña.




En Segovia también sufrimos el expolio centrípeto madrileño: se adueñaron de nuestro apelativo  “gato” y de las pinturas románicas de Maderuelo, guardadas en su Museo del Prado. Pero esa es otra historia.



Aunque, bien es verdad, que si quisieran desmontar la Puente Vieja del Azoguejo y llevársela al Parque del Retiro, tendrían que vender su alma al mismísimo Diablo, que lo construyó en una noche como dice la leyenda. Al final se conformaron con construirle una fuente al Ángel Caído. A Dios gracias.

Hace quince años esta acogedora ciudad de Alcalá de Henares sufrió en carne viva el mayor acto terrorista de Europa. Padres y alumnos de mi instituto, honrados trabajadores extranjeros, rumanos en su mayoría, vecinos inocentes que vivían junto a nosotros, aquí, paseando y riendo por la Calle Mayor… murieron en un cobarde atentado terrorista.

Pues bien, hoy me indignaron los informativos de todas las televisiones nacionales. ¿Vieron ustedes al Presidente del Gobierno Español y al Presidente de la Comunidad de Madrid junto a nuestras autoridades locales, poner flores y banderitas en la ciudad que aportó la mayoría de las víctimas? ¿Vinieron en sus coches oficiales a homenajearlos en los escasos y humildes monumentos que los recuerdan en Alcalá de Henares? ¿Leyeron desde nuestro balcón consistorial sus discursos luctuosos? ¿Nos vinieron a pedir perdón a los alcalaínos de origen y adopción, por el fallo de inteligencia al permitir cargar los explosivos a una banda de criminales en nuestra estación de tren?

En cierta ocasión paseando por Segovia, hace muchos lustros, un tipo que dijo ser de Madrid, me preguntó que cómo se llamaba aquella Iglesia tan grande.




― ¿Me puede decir vuesa merced cómo son las catedrales en su Villa? ―contesté.

Y luego, incontinente, calé el chapeo, requerí la espada, miré al soslayo, fuíme, y no hubo nada.

(In Memoriam “Al Túmulo del rey Felipe II en Sevilla”, responsable de la capitalidad de Madrid, escrito por Don Miguel de Cervantes Saavedra)

 

Marcuan. Copyright. 11 de Marzo de 2019.

 

 

 

viernes, 6 de agosto de 2021

CARTA DE DESPEDIDA A MI CIUDAD

 Siempre tendré el sentimiento de que Segovia es mi cuna...




Mi querida Ciudad de Segovia:

Te escribo esta carta acogiéndome al ius loci, al derecho que me otorga haber nacido intra muros hace setenta años  en tu  Calle Real, muy cerca de la plaza escalonada más bonita de España: la de Medina del Campo; ciudad hermana que evitó tu destrucción a cañonazos en el Siglo XVI.

Leí en mi juventud Segovia: Pueblo, Ciudad y Tierra. Horizonte histórico de una patria, de Manuel González Herrero, que me enseñó en profundidad la historia de tu gloria y de tu decadencia.

Es la despedida de uno de tus tantos hijos migrantes. Sé que mi destino me alejará de ti definitivamente, lejos del acueducto romano que todos los días atravesaba para ir al Colegio de los Hermanos Maristas y, más tarde, para estudiar Magisterio en el viejo palacio de los Quintanar.

Subiendo y bajando las empinadas escaleras del Postigo, hiciste que mis piernas y mi corazón fueran tan roqueños como el granito del Azoguejo. Y, contemplando desde tus almenas la sierra nevada de la Mujer Muerta,  te amé como se ama a la belleza de una madre.

Antes de decirte adiós para siempre, camino de los Mares del Sur, donde algún día echarán mis cenizas*, quisiera confesarte algo: por una vez, me gustaría ser profeta en mi tierra.

Quiero que quede constancia de lo que te escribo, por si en el futuro, algún dirigente político segoviano lee esta carta y acomete -con la misma valentía, arrojo y mejor suerte- lo que le costó la cabeza a Juan Bravo hace 500 años: tu esplendor económico.

En Navarra y Aragón no hay quien

tribute ya un real;

Cataluña y Portugal

son de la misma opinión;

Sólo Castilla y León

y el noble pueblo andaluz llevan a

cuestas la cruz.               

Francisco de Quevedo.

 Viví la Transición como forastero a caballo de las ciudades de Burgos, Barcelona y Madrid. Comencé a estudiar Derecho en 1978, en la renacida Universidad de Alcalá de Henares. Por aquel entonces un brillante y joven profesor de Derecho Político: el malogrado Enrique Álvarez Conde, involucrado luego en el caso Cifuentes, nos explicaba la nueva Constitución y, al escuchar mi opinión sobre que su entrada en vigor supondría la vuelta de los reinos medievales de Taifas, me contestó: “Y además será muy caro, Gilarranz…”




“La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”

Juan de Mairena. Antonio Machado.

 

Al igual que la derrota en 1521 en Villalar de los Comuneros, perdiste la batalla para convertirte en Comunidad Autónoma Uniprovincial en las Cortes Constitucionales de 1978 como pretendieron, con razón y buena fe, aquellos diputados electos por Segovia. Tu lema comunero de “Nadie es más que Nadie” no triunfó. Ganaron torticeramente: Oviedo, Santander, Logroño, Murcia, Pamplona, Madrid y Baleares. Y así les va de bien en la feria...

La Comunidad de Segovia: especie de República que fue en su día quizá el organismo político más libre del mundo europeo.

Salvador de Madariaga. De la angustia a la libertad.

Pero escucha: Cuando se acometa, tarde o temprano, el nacimiento de una nueva Constitución Española Republicana y Federalista, inspira a tus nasciturus a que te arrimen al buen árbol, para que buena sombra te cobije: Madrid.

“La Comunidad de Madrid acaparó el 75% de la inversión extranjera en España en 2.020, con 17.910 millones de euros.”

 Europa press.

Con la capital de las Españas; el pueblo más grande de la provincia de Segovia decimos aún los “gatos” castizos;  compartes historia desde su reconquista cristiana; la victoria de las Navas de Tolosa en 1212; el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama; la estación Guiomar del AVE y sus migajas del turismo de fin de semana, pero no sus inmensas riquezas e inversiones. Te falta la conexión institucional con su potente política fiscal y financiera.

Atrévete.

Y si además te acompañaran tus hermanas de sangre: Toledo, Cuenca, Guadalajara, Ávila y Soria, resolveríais de cuajo vuestro crónico despoblamiento que, irremisiblemente, os arrastra a una patética devastación demográfica y a la ruina económica crónica.

“Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en andrajos desprecia

cuanto ignora …

La madre en otro tiempo fecunda en capitanes

madrastra es hoy apenas de humildes

ganapanes.”

 Antonio Machado.

Escudadas en una Nacionalidad, Federación o Comunidad Central, equilibraríais el pulso que queda por echar con Cataluña, Vascongadas y demás periferia, para ganar la hegemonía económica en España.

La Comunidad Autónoma de Madrid no dispone ya de un territorio suficiente para expansionarse y su falta, en el futuro, la acabaría estrangulando.

“Casi un tercio de la población española vivirá concentrada en Madrid y Barcelona dentro de 15 años. En 2.050 el 88% de los españoles vivirá en el medio urbano”.

elDiario.es

Mi querida Ciudad de Segovia, gracias por tu generosidad en mi formación, aunque no pude restituírtela con mi trabajo, fortuna y herencia, ya que me convertí en un segoviano errante.

Me despido de ti, hasta la eternidad, tarareando una canción grabada a fuego en mi corazón, cantada por la Hidalga Tuna de Magisterio de Segovia, que cofundé hace medio siglo.

Tengo una copla morena

hecha de brisa y de sol;

cruzando la mar serena

con ella te digo adiós…

 

Marco.  4 de Agosto de 2021.

* “Güisqui y vodka para Tarik”. Blog: Las columnas de Heracles.

miércoles, 10 de febrero de 2021

LA MUJER DEL JACUZZI

Con la esperanza de reencontrar a Melisandra... ¡vacunas ya!

 


A Félix  le divertía bañarse en el jacuzzi de la piscina cubierta;  era como meterse en una olla borboteante. Aquella mañana estaba ocupado por una hermosa y solitaria mujer.

 Félix,  al verla al entrar, resbaló sobre los escalones desdibujados por las burbujas, cayendo con estrépito al fondo de la pileta.

―¡Que me mato! ―gritó antes de caer.

Cuando pudo sacar la cabeza, llena de chorretones, se

encontró con unos ojos acuosos fijos en él.

― ¡Je, je! Casi me ahogo―rio, sintiéndose ridículo.

La mujer, incólume y silenciosa, dejó de mirarlo con la soberbia de las mujeres hermosas, mientras un chorro de luz solar, dorado como un haz de espigas de trigo, inundaba el jacuzzi.

 ― Hola, me llamo Félix ―dijo al sentarse en un 

borde. Nadie le respondió.


Entonces dos ancianos feos y barrigudos entraron en 

la cazoleta, se acercaron a la mujer y se pusieron a 

hablar con ella, ignorándolo.


Félix salió de la poceta y se dirigió hacia la cercana piscina , para iniciar su entrenamiento diario de natación. Le gustaba contar las brazadas en alemán: “Eins, zwei, drei, vier, fünf…”. Pronto viajaría a ver a su hija hasta el país de los Nibelungos, donde ésta trabajaba como profesora de Biología.

Terminó de nadar y regresó al jacuzzi, tentado por la 

idea de volver a ver a aquella misteriosa mujer.


― Hola Félix, estoy sola, siéntate a mi lado.


Se sentó en el jacuzzi lo más pegado que pudo a ella 

sintió que todo a su alrededor burbujeaba como una 

copa de champán,  por dentro y por fuera de él.


― Me llamo Melisandra. Bienvenido a mi reino ―dijo con una voz susurrante―. Hace años mi esposo me abandonó. Pienso venir tres horas todas las mañanas a este jacuzzi, para consolarme con los hombres que vienen por aquí. Sé que tú aún sufres por el amor de una mujer, exuberante como una diosa del Mar del Sur, y que te destrozó el corazón. ¿Quieres amarme como la amaste a ella?


Félix, hipnotizado por aquellos ojos de color abisal, 

echó su brazo izquierdo por el hombro de Melisandra, 

mientras con su mano derecha empezó a palpar sus 

pechos, turgentes, atreviéndose luego a bajarla con 

suavidad por debajo del agua…


― ¡Dios mío! ―gritó asustado al levantar la mano y 

fijarse en el puñado de escamas irisadas y violetas, 

que brillaban como ascuas entre sus dedos.


Luego, aterrorizado, vio salir una aleta caudal del 

fondo del jacuzzi que restalló en su cara con la 

velocidad de un látigo y la fuerza del coletazo de una 

ballena; mientras el rostro de la mujer se 

transformaba en una cabeza de piraña y le lanzaba 

una dentellada letal a su yugular.


― ¡¡¡Socorro!!! ―gritó mientras protegía con los 

brazos su garganta y se despertaba de repente en la 

cama de un hospital, sudando a mares.




― Tranquilo Félix, está usted en buenas manos, 

serénese. Nadie va a hacerle daño. Esta mañana se 

cayó al entrar al jacuzzi ¿Puede contarme qué le pasó? ―le preguntó a su lado la doctora de urgencias.


― Me iba a morder una sirena… ―balbució entre los 

vendajes.


― ¿Cómo? Bueno, no se preocupe ahora por eso, vamos a curarle las heridas de su cabeza… y de su corazón. Por cierto, mañana hay pescado para comer en el hospital―dijo riendo.Duerma Félix, duerma…

Félix Fernández Reques cerró los ojos.


Había conocido a la Mujer del Jacuzzi.

 

                                          Marco. (C) Febrero 2021.