Los agujeros negros colapsan...
Y
yo me pregunto…
¿Es
el problema de España un problema de cultura?
Y
cuando la vista volví, hallé la respuesta viendo,
Cómo
Madrid iba engullendo
Los
muertos que puso Alcalá.
Madrid capital, cual Agujero Negro, todo lo fagocita como un chupóptero insaciable. Madrid arreó con el título de Complutense para su Universidad Central, sin importarle que la ciudad de Alcalá de Henares se llamara Complutum antes de que la Villa y Corte existiera.
¿Sólo eso? ¡Quiá! Expolió la sede del Instituto Cervantes en menos que canta un
gallo. Y las plumas de sus gacetilleros intrigaron para llevarse la entrega
del Premio Cervantes a Madrid. ¿Me equivoco? Puede que creyeran que sería más prestigioso
que se otorgara en la Puerta del Sol… como si al Sol se le pudieran
poner puertas.
Y bien se sabe que sólo un puñado de dignos alcalaínos
salvó por los pelos, y rascándose los bolsillos, la fachada de la Universidad Cisneriana.
Sus piedras estaban ya numeradas para ir camino de Ohio. En Nueva York ya tienen el ábside de una iglesia románica segoviana: San Martín de Fuentidueña.
En Segovia también sufrimos el expolio centrípeto madrileño: se adueñaron de nuestro apelativo “gato” y de las pinturas románicas de Maderuelo, guardadas en su Museo del Prado. Pero esa es otra historia.
Aunque, bien es verdad, que si
quisieran desmontar la Puente Vieja del Azoguejo y llevársela al Parque del Retiro,
tendrían que vender su alma al mismísimo Diablo, que lo construyó en una noche
como dice la leyenda. Al final se conformaron con construirle una fuente al Ángel
Caído. A Dios gracias.
Hace quince años esta acogedora ciudad de Alcalá de
Henares sufrió en carne viva el mayor acto terrorista de Europa. Padres y
alumnos de mi instituto, honrados trabajadores extranjeros, rumanos en su
mayoría, vecinos inocentes que vivían junto a nosotros, aquí, paseando y riendo
por la Calle Mayor… murieron en un cobarde atentado terrorista.
Pues bien, hoy me indignaron los informativos de todas
las televisiones nacionales. ¿Vieron ustedes al Presidente del Gobierno Español
y al Presidente de la Comunidad de Madrid junto a nuestras autoridades locales,
poner flores y banderitas en la ciudad que aportó la mayoría de las víctimas?
¿Vinieron en sus coches oficiales a homenajearlos en los escasos y humildes
monumentos que los recuerdan en Alcalá de Henares? ¿Leyeron desde nuestro
balcón consistorial sus discursos luctuosos? ¿Nos vinieron a pedir perdón a los
alcalaínos de origen y adopción, por el fallo de inteligencia al permitir cargar los explosivos
a una banda de criminales en nuestra estación de tren?
En cierta ocasión paseando por Segovia, hace muchos
lustros, un tipo que dijo ser de Madrid, me preguntó que cómo se llamaba aquella
Iglesia tan grande.
― ¿Me puede decir vuesa merced cómo son las catedrales
en su Villa? ―contesté.
Y
luego, incontinente, calé el chapeo, requerí la espada, miré al soslayo, fuíme,
y no hubo nada.
(In Memoriam “Al Túmulo del rey Felipe II en Sevilla”,
responsable de la capitalidad de Madrid, escrito por Don Miguel de Cervantes Saavedra)
Marcuan. Copyright. 11 de Marzo de 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario