jueves, 15 de marzo de 2012

EL SECRETO DEL VIEJO CEMENTERIO DE SAN MITTRE II

Hola amigos. Han sido unas pequeñas vacaciones las que no me han permitido continuar este relato mucho antes.

Aunque sí pude -junto a la mar, en el final sur de Europa, viendo ocultarse el sol entre "Las columnas de Heracles", escribir esta segunda parte... que no concluye la aventura. 

¿Será capaz de descubrir finalmente este temerario profesor de Hª, subido en su inseparable Trici, el misterio de la familia Rougon





Llegué a Plassans la tarde del 21 de Julio, día de San Lorenzo de Brindis, y me fui directamente al Grand Hotel Zola, al otro lado de la ciudad. Aparqué la moto debajo de un fresno y me dirigí a la entrada. Andaba con dificultad, después de cuatro horas de viaje.

 Bonsoir, Monsieur me dijo el recepcionista, mientras me quitaba los guantes y el casco para poder sacar el pasaporte de la mochila ligera que cargaba en la espalda.

En un mal francés pedí una habitación fresca. Me dio la 213 y muy mala espina. Aquel tipo de cara afilada tenía una mirada huidiza. Me puse instintivamente en guardia.

Apenas podía comprender lo que me iba contando en el ascensor. Debía referirse a que era la misma que había ocupado la semana anterior Johnny Hawaii, un periodista inglés que se tira en paracaídas y escribe reportajes allí donde le lleva el viento y el azar: “Memorias en el cementerio” había titulado al de Plassans. Me paré en seco.

¿Cómo se llama ese cementerio? pregunté de forma imprudente.

¿Le vieux ou le neuf? contestó, lanzándome una mirada cargada de desconfianza.

¡Ah! ¿Pero tienen dos, como en Alcalá? aquella respuesta debió despistarle o lo fingió con descaro, porque se calló.

Acepté quedarme con la habitación, pero no le di propina. Al despedirse me recomendó visitar la biblioteca del pueblo; su encargada, Mme Sylvie, sabía español y podría responder todas mis preguntas.

Fui directo a la ducha después de quitarme el mono de cuero sucio de polvo que siempre uso como una segunda piel para viajar en moto. Pero no me quité la pequeña cartera impermeable que llevaba colgada al cuello, donde guardaba el plano. 

Cuando salí secándome con la toalla noté un leve ruido en el balcón entornado. Entraba una brisa con un fuerte olor a jazmín, que hacía ondear unos largos visillos de color lila. Me pareció  que  la mochila estaba al revés de como yo la había dejado. Me habían registrado.

 ¡Maldita sea! ¡Pero quién me manda a mí meterme en este lío!

Tenía miedo, sabía que estaba jugando con fuego y podía asarme como San Lorenzo de Brindis. Una cosa era segura: yo no pediría jamás que me diesen la vuelta en la parrilla.

Desayunaba en una mesa del jardín observando que del recepcionista no había ni rastro. Pregunté a la camarera por dónde se iba a la biblioteca municipal, me lo señaló en un mapa turístico y me fui andando. No me gustó el pueblo. 

Encontré la biblioteca y entré. La bibliotecaria era una mujer atractiva de mediana edad. Su mirada era dulce, enmarcada por un pelo castaño y  ondulado. 

La nariz, levemente aguileña, le daba un aire de patricia romana. Vestía un elegante traje de corte clásico, color gris perla, con camisa de seda a juego. En su solapa izquierda destacaba un broche con forma de R cuajado de diminutos diamantes.

 Bonjour, monsieur. En qoi je peux être vous utile?* me dijo con una sonrisa encantadora.

 Bueno, soy un profesor de Hª español haciendo turismo literario. He leído la novela de Émile Zola La fortuna de los Rougon, y como habla de Plassans…

¡Oh, español! ¿Y qué quiere Vd. saber de Plassans? me respondió, en un castellano correcto.

El nombre de sus cementerios percibí un destello de alarma en sus ojos verdes.

Acompáñeme, por favor dijo levantándose y dirigiéndose hacia un pasillo.

Pude darme cuenta de que, sentado al fondo de la sala de lectura, el recepcionista trataba de esconderse levantando delante de su cara un libro abierto. Era él, seguro.

Seguí a Mme Sylvie hasta su despacho, al sentarme en uno de los dos sillones de terciopelo rojo, estilo Luis XVI, que estaban frente a su mesa, observé los retratos pintados en dos lienzos de época napoleónica que colgaban a ambos lados de la pared. Oí una voz cortante como el cristal, a mis espaldas.

Mis antepasados: Mme Adelaida Touque, rica heredera y su jardinero: Monsieur Antoine Rougon y primer marido, padres de Pierre Rougon: mi tatarabuelo.

Sylvie Rougon se sentó frente a mí. Aquellos ojos que me habían parecido dulces, se transformaron en dos diminutas pupilas de serpiente que me escudriñaron como un scaner. 

Oiga, que yo sólo he venido a darme una vuelta por el pueblo en mi moto…

¿Me prennnez-vous pour un imbécile?* ¡Tú vienes en busca del tesoro desaparecido de los Rougon! ¡Y nos vas a decir dónde está, por las buenas o por las malas! ¡Lee lo que pone aquí! me dijo, mientras me entregaba el impreso de un correo electrónico. Palidecí al leerlo.

“Lo ha descubierto. Inconfundible. Viaja en un cacharro con tres ruedas. Gloria”. 

¡Vaya con mi tía, atreverse a llamar cacharro a mi MP3 500 LT Sport Piaggio! 

Salté como un resorte cuando se abrió la puerta a mi espalda y salí a todo correr, empujando al recepcionista, tendido en el suelo como una cucaracha patas arriba. Llevaba una escopeta de caza.

Entré en el hotel como alma que lleva el diablo, empaqueté mi equipaje en la mochila, pagué la cuenta y salí zumbando. Mientras atravesaba el pueblo en dirección a Niza, sentía la mirada de Sylvie, invisible desde los altos ventanales de la biblioteca pública.

Armándome de valor, esa noche regresé desde Niza, a buscar la cripta donde se escondía un tesoro, en el viejo cementerio de San Mittre. No sabía que el recepcionista me estaba esperando…

¿Pero qué misterioso secreto había ocultado durante tanto tiempo la familia Rougon,  en Plassans?

Continuará.

*Buenos días, señor ¿En qué puedo ayudarle?
*¿Me tomas por una imbécil?


4 comentarios:

  1. Buenas tardes.
    La verdad es que como antiguo alumno suyo se me hace raro criticar o ``corregir ´´ a mi ex-profesor pero como usted me dio permiso para ser sincero allá voy.
    En primer lugar me ha encantado el como se vuelve ``paranoico´´ el protagonista ( sobretodo cuando piensa que la mochila la había dejado distinta). Dicho esto, creo que al relato le falta descripciones, por ejemplo ¿Cómo era la cripa? ¿Era grande?, ¿Pequeña?, ¿Tenia telarañas? en mi opinión esos detalles se notan.
    Pero en general, aunque personalmente creo que el mundo no necesita mas ``Códigos Da Vinci´s´´(ni mas novelas de vampiros), la verdad es que los dos textos se leen fácilmente y acaban enganchando al lector.
    Espero que mi comentario le haya servido de algo. Un saludo y ya nos veremos por el gimnasio.

    PD: ¿El vendedor de máquinas de coser era usted?

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  2. No, no soy el vendedor de máquinas de coser. Pero sí es real el hecho que narro: una vecina de Torrejón de Ardoz denunció a sus vecinos por oir grandes gritos. Acudió la policía. Sólo hacián el amor con demasiado ruido.
    En la Escuela de Escritores enseñan que hay que dejar margen a la imaginación del lector. No se debe describir todo al detalle. El tema viene elegido por la profesora y hay que desarrollar el relato en conexión con las directrices dadas. A todos los alumnos nos pareció un tema difícil. Es curioso, a mi me ha inspirado una trilogía, en la que han nacido dos curiosos protagonistas: un profesor de Hª y su inseparable moto.
    Y así es la vida, un profesor puede ser alumno y al revés. Pero agradezco mucho tu crítica sincera: es la única forma de progresar. Muchas gracias.

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  3. Pues a mí me ha gustado......lo del olor a jazmín....
    cómo describías lo de la ventana abierta...
    ......con esos visillos lilas (color que me encanta) moviéndose con la brisa.......
    Describes con pocas palabras esa escena......pero a me dice mucho.....
    Es, como si estuviera ahí.......es más......me gustaria estar mirando por esa ventana....
    de lo bonita y quizá romántica que has descrito la escena.

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    1. Gracias. Todo el esfuerzo realizado durante este año en la Escuela de Escritores, merecería la pena sólo por tu amable comentario. Que seas feliz. Marco.

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