martes, 6 de diciembre de 2016

MANOS NUEVAS

La oficina de correos estaba desierta. Mientras rellenaba los impresos para certificar el envío, la funcionaria, al enterarse de que era motero escritor, me pidió un relato sobre un hecho real. 

Va por ella, en agradecimiento a su amabilidad. En 50 palabras... exactas, si elimináis título y firma.









¡¡¡ZAAASSS!!!


Los guardarraíles, guadañas de cuneta, segaron sus antebrazos. Un colega paró su moto junto a él, torniqueando los muñones.



― ¡¡¡Hielo!!!

Un enjambre de jinetes del asfalto trajeron un iceberg, enterrando los despojos.

Días de microcirugía; años de rehabilitación.

Ahora acaricia una nueva amiga hecha carne: Encarnación.

Manos nuevas.

MARCUAN. 06/12/2016

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