martes, 4 de junio de 2024

HISTORIAS EN ARENAS ARDIENTES II: BAJARSE AL MORO

Todas las vidas son películas que el viento se llevará inexorablemente. Divirtámonos escribiéndolas y leyéndolas antes de que se conviertan en humo...



Las existencias de hachís del chiringuito se habían agotado.

Durante los Carnavales hizo muy buen tiempo y España iba bien, como proclamaba a los cuatro vientos, henchido como un pez globo, el Presidente del Gobierno  de España desde la tribuna del Congreso de los Diputados…

─ Mañana a las cinco de la mañana nos bajamos al moro ─dijo Curro a los allí presentes.

Manolo, Juan, Chano y Antonio asintieron con rostros serios. Había mucho dinero en juego… y también mucho riesgo: el riesgo de perder la vida o la libertad.

Refrescaba cuando el grupo se juntó de madrugada alrededor de la mesa del bareto La Caleta, para tomar café con leche con churros y unos molletes de jamón. El viento de poniente, húmedo y fresco, calaba hasta los huesos de aquellos hombres taciturnos, golpeados por la vida como las desterradas huestes del Cid Campeador: polvo, sudor y hierro* les esperaban por el camino de sus vidas… pero no había otra o no la habían encontrado.

Cogieron el Ferry a Tánger temprano.

Curro entregó a Mohamed una caja repleta de joyas.

Después de pasarlas por la piedra de toque una a una, y comprobar con el ácido nítrico que era oro de 18 kilates, el moro le entregó una bolsa de pasta de hachís, que éste comprobó y pesó en su báscula, asintiendo conforme.

─ Tú, Antonio ─señaló Curro ─. Es tu primera vez y no la cagues. Controla tus nervios y haz lo que hagamos los demás. Si te sientes mal me lo dices de inmediato. No hables con nadie. ¿Entendido? Toma, este “mojón” es para ti: te cabe de sobra porque estás gordo. Ahí tienes el tubo de vaselina para untárselo al preservativo. Métetelo despacito por el culo y no hagas movimientos bruscos al andar, que tú eres cojo. Jájaja.

Cuando todos salieron de las letrinas Curro miró el rostro pálido y sudoroso de Antonio.

─No puedo aguantarlo Paco, me estoy mareando, voy a vomitar ─se quejó Antonio en un susurro.

─ Claro que puedes, so cabrón. Piensa en el dinero que necesitan tu mujer y tus hijos. Bebe un sorbo de agua. ¡Mírame: Por tus muertos Antonio, todo irá bien, cojones!

Cuando cruzaron la frontera marroquí, Curro entregó los pasaportes a su viejo conocido Mustafá.


¿Cómo estás habibi**? ─le preguntó el jefe de Aduanas a Curro, mientras retiraba los dólares que había en la primera página de cada pasaporte ─. Buen viaje habibi y vuelve pronto Paquito “Chocolatero” ─dijo riéndose  a carcajadas, mientras les estampaba el sello con un fuerte golpe.

Cuando llegaron al puerto de Algeciras, bajaron del transbordador sin ningún problema y se fueron andando hasta el Bar Rosita.

─ ¡Venga tíos, a cagar el oro del moro y al coche! ─les gritó Curro eufórico.

Habían recorrido 20 km por la Autovía de la Costa de la Luz camino de Cádiz, oyendo y cantando canciones carnavaleras, cuando el Citroën C3 Aircross empezó a sufrir estertores…

─¡Me cagüen tos mis muertos! ¡Se me olvidó echar gasolina! ─gritó Curro dando un manotazo al volante y apartándose hacia el arcén. ─Me voy a ir andando hasta la gasolinera. Está a 15 km. Tranquilos hasta que vuelva… ¡Joder, que viene un coche de la Guardia Civil! ¡Esconded todos los “mojones”*** en la cuneta! ¡¡¡Rápido!!!

 (Continuará)

Marcuan © 4 de Junio 2024.

* Castilla. Poema de Manuel Machado.

** Habibi: Palabra de origen árabe que se traduce literalmente como "mi amor" o "mi querido".

***"Mojones": Pasta de hachís empaquetada en un preservativo que se introduce por el recto, para su traslado furtivo.

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