"El que, sin estar legítimamente autorizado, impidiere a otro con violencia hacer lo que la ley no prohíbe, o le compeliere a efectuar lo que no quiere, sea justo o injusto, será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años o con multa de 12 a 24 meses, según la gravedad de la coacción o de los medios empleados". Artículo 172 del Código Penal (C.P.) en vigor desde el 1 de Octubre de 2004.
Coacción: Fuerza o violencia que se hace a una persona para obligarlo a que diga o ejecute alguna cosa. Real Academia Española.
"A los 14 años empecé a esconderme a mí mismo, a esconder mi sensibilidad, porque a esa edad tienes que hacerte el machito con los colegas, el fuerte, el duro, porque si no... te putean". Guillermo Toledo (actor popular en "7 vidas", reivindicando la sensibilidad femenina).
Putear o putañear: Fastidiar, perjudicar a alguien (tr. vulg.) R.A.E.
Alfonso VI se sintió ninguneado, posiblemente, por su súbdito Rodrigo Díaz de Vivar que le obligó a jurar, junto con otros nobles castellanos, que no había tenido nada que ver en la muerte de su hermano Sancho II de Castilla.
Ambos eran hermanos de Doña Urraca. El poema de Mío Cid nos cuenta cómo Rodrigo no se hunde psicológicamente ante un duro castigo: el destierro. Busca servir a otro señor de la guerra: Yusuf Al. Mutamin reyezuelo de Zaragoza, demostrando su valía en el campo de batalla conquistando la ciudad de Valencia, y, en vez de convertirse él mismo en rey, se la ofreció a Alfonso. ¡Qué buen vasallo...!
Ningunear: 1.- No hacer caso de alguien, no tomarlo en consideración. 2.- Menospreciar a una persona. R.A.E.
Esto demuestra que ante el acoso y menosprecio en situaciones profesionales y amorosas, es la resistencia activa y el afianzamiento de la propia estimación -AUTOESTIMA- la que lleva a la propia salvación.
Podéis daros cuenta de la existencia de una descripción extensa y antigua en nuestra cultura social, de uno de los actos más dañinos, cobardes e impunes muchas veces para el ser humano: el psicoterror o acoso moral.
Todos sabemos estos días que aún no han aparecido dos criaturas cordobesas de 6 y 2 años. ¿Recuerdas cuando Heracles, loco de celos, mató a sus hijos?. Ojalá no sea este el caso y puedan volver con su madre. La que nunca volverá viva será esa chica violada y asesinada, cuyo juicio se está celebrando hoy mismo en Sevilla. ¿Cómo puede haber tipos, te preguntas, que no digan siquiera dónde está su cadáver, para que sus padres, al menos, puedan darle una digna sepultura?
Lee la ILÍADA y te emocionará este pasaje: Héctor, esposo de Andrómaca; hijo del rey de Troya, Príamo, y de su mujer Hécuba, ataca valerosamente el campamento y las naves de los griegos, dando muerte a Patroclo, familiar de Aquiles. Éste, enfurecido, vuelve a la lucha y mata a Héctor, ultrajando bárbaramente su cuerpo. Príamo, rey de la ciudad más importante de su época, suplica y se postra humildemente ante Aquiles, un guerrero, para que le devuelva a su hijo muerto.
Sólo por intervención divina -terco y rencoroso Aquiles- le será entregado, pudiendo así llorarlo y enterrarlo con grandes honras fúnebres. ¡Ay el amor de los padres a sus hijos!. Y así acaba el poema homérico.
Luis Rojas Marcos, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Nueva York, nos dice: "la violencia sin sentido forma parte de la existencia humana" (Las semillas de la violencia).
A veces no existen motivos, no hay relación de causalidad en actos aterradores, inexplicables. Saltan por los aires la racionalidad, la deontología, la convivencia en una sociedad civilizada. Esto es tan insoportable para nuestra inteligencia, que buscamos rápidamente una causa, una razón, un motivo: la locura. Son actos realizados por perturbados mentales. Pero, desgraciadamente, no siempre es así.
En mi próximo escrito os hablaré de los "camaleones". Una buena metáfora para describir al psicópata que vive escondido, camuflado, entre nosotros. Quizás te ayude a saber descubrirlo y tratarlo, algo muy importante para tu vida, porque tarde o temprano te cruzarás con alguno.
Marcuan.
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