Termina la ventura de los dos hermanos tartesios en tierras muy lejanas, que algún día visitaré.
Quizás nos encontremos por los bosques de Harz algún día, amigos ¡Espero que no sea dentro de 3.000 años!
VI
Cuando
Manhucht y sus compañeros se dieron de
bruces con el Océano, les pareció grandioso. El olor salino
de la brisa marina les embriagaba.
Los
días eran soleados y aquella inmensidad de agua azul no estaba tan fría como
la de sus ríos. Encontraron cobijo en unas cuevas cercanas y se dedicaron a
disfrutar de los baños y de la pesca.
Recolectaban toda clase de animales
marinos, los manoseaban y los lamían con curiosidad, discutiendo sobre los olores
y sabores recién descubiertos.
Amanecía
cuando sonó el cuerno de caza.
Escondidos
en las rocas, vieron cómo una barcaza se acercaba a la playa hasta aproximarse a
un tiro de lanza. Desde dentro echaron el áncora al agua. Cuatro hombres y una
mujer bajaron hasta llegar a la arena, escudriñando los alrededores.
Como
un espejo uno de los escudos de bronce reflejó un rayo de sol y un eco
metálico rebotó en el acantilado, cuando los íberos desenvainaron sus espadas.
Entonces, cinco guerreros nibelungos salieron a su encuentro con las lanzas en
ristre.
―
¡Alto, no ataquéis! ¡Venimos en son de paz! ―gritó Maran, a todo pulmón, en
lengua
celta―. ¡Buscamos los bosques de Tucht!
Manhucht
quedó asombrado al oír pronunciar a aquel hombre del mar el nombre de su padre.
Clavó el mango de su lanza en la arena y
bajó el escudo.
―
¿Quiénes sois y de dónde venís?
―
Somos fugitivos tartesios y venimos del Sur de Iberia― dijo Maran. ― ¿Quién es
vuestro jefe?
Manhucht
y Maran se fueron acercando poco a poco, con la boca seca por el miedo.
Cuando estuvieron frente a frente enmudecieron: dos torques de oro celtas, idénticos, refulgían en sus cuellos al sol del mediodía.
Cuando estuvieron frente a frente enmudecieron: dos torques de oro celtas, idénticos, refulgían en sus cuellos al sol del mediodía.
VII
La
luz de la luna llena bañaba el poblado de Osterode, pero no podía penetrar
hasta la cripta de la gran cueva, donde todas las familias, en silencio, escucharon
la extraordinaria aventura de Maran y Norka.
Cueva de Osterode |
―Muchas lunas atrás ―dijo Tucht ―dos hombres llamados Thor y Seg se
presentaron en mi cabaña enviados por su jefe Wotan, para entregarme un torque de
oro celta. Y no he sabido más de él, hasta ahora. Mi clan protegerá a los dos extranjeros.
VIII
Maran
construyó una herrería con horno de fuelle, el único capaz de alcanzar la temperatura
suficiente para fundir los lingotes de hierro, usados como lastre en la barcaza. Pudieron recuperarlos con los caballos
de Manhucht.
―
¿Te gustan los caballos, Norka?
Norka
se marchó a ver la granja del hijo más pequeño de Tucht. Nevaba. El olor a
estiércol y el ambiente tibio de los establos, le recordaron su hogar.
Cuando acariciaba las crines de un potro blanco, sintió cómo una mano poderosa retiraba con suavidad los copos de nieve pegados a sus cabellos.
Cuando acariciaba las crines de un potro blanco, sintió cómo una mano poderosa retiraba con suavidad los copos de nieve pegados a sus cabellos.
Volvió
su cara hacia Manhucht, con temor, pero su miedo desapareció al ver ternura y
pasión en aquellos ojos, tan azules como los cielos de Iberia.
Bosques de Harz |
Los
calderos y vasijas de Osterode eran más grandes por estar fabricados de hierro. También sus arados, hoces y guadañas se hicieron famosos en la comarca y
el clan de Tucht se enriqueció, aumentando en número.
IX
Seg vengó el asesinato de su hermano Thor, acabando con la vida de Wotan y siguió el rastro de los hermanos fugitivos,
como un hurón, durante mucho tiempo.
Cuando
descubrió dónde estaban, dio la orden a un enjambre de asesinos de atacar Osterode,
sin piedad.
Manhucht, junto con hombres y mujeres de su clan, alejados del poblado, habían conseguido escapar de la matanza y se ocultaron bajo la cripta de la cueva
sagrada. Nadie los encontraba.
―
¡Traedme una mujer preñada y un hierro candente! ―ordenó Seg a sus esbirros.
La
mujer, antes de que le taladraran el vientre, les señaló dónde estaba la gran
cueva. Cortaron su cabeza de un tajo y se dirigieron como perros rabiosos a la
cercana montaña.
― ¡Seg! No podemos entrar ahí con armas, son pasadizos
muy estrechos ―dijo un guerrero.
―
¡Asfixiadlos! ¡Que nadie escape con vida! ―mandó Seg.
Llevaron
un caldero de betún a la entrada y lo prendieron fuego; luego echaron cristales de
azufre a las llamas y cegaron todas las salidas.
En la oscuridad del interior Maran se acercó a Manhucht.
―
¿Dónde está Norka?
―Muy
lejos. A seis días de aquí. Ha ido a regalarle un potro blanco a su amiga
Friederike ―respondió Manhucht.
Una
neblina amarillenta y mortal se deslizaba poco a poco entre las estalagmitas, como una serpiente de río, hasta enroscarse en las gargantas de aquellos hombres y
mujeres de finales de la Edad del Bronce...
Maran
y Manhucht, recostaron sus cabezas en las frías piedras del suelo de la cripta sagrada.
Murieron juntos, sin saber que Norka llevaba un hijo de Manhucht en sus entrañas.
X
Ciento
veinte generaciones después, Uwe Lange y Manfred Huchthausen, se reencontraron con sus ANCESTROS DE BRONCE gracias a Susanne Hummel, antropóloga de la
Universidad de Gotinga (Alemania) y su equipo de científicos.
“Tuvimos una
buena suerte increíble, el material genético estaba tan fresco como el que
toman los forenses, a los tres días de
un crimen, de la sangre o del semen de la víctima.
Susanne Hummel |
Algunos
esqueletos estaban cubiertos con calcio, el mismo que formó las estalactitas y
las estalagmitas durante milenios. Ese calcio preservó la estructura molecular
de los huesos, por lo que en 2.007 pude extraer material genético de la
mandíbula y de los molares del cráneo de un adulto, encontrado en la cripta de
la cueva.
Luego convocamos
a los vecinos de la zona y tomamos muestras de ADN a cerca de 300 voluntarios.
Encontramos dos
casos positivos: los de Manfred Huchthausen y Uwe Lange, con total seguridad. Coincidían
al 100% por 100% con la muestra tomada a
su antepasado.
Hoy en día, se admitirían como prueba irrefutable de paternidad ante un Tribunal de Familia.
Hoy en día, se admitirían como prueba irrefutable de paternidad ante un Tribunal de Familia.
Nuestras pruebas
de ADN demuestran que la gran mayoría de los 40 esqueletos encontrados en 1980
en esa cueva, eran parientes. Está claro que se trataba de una especie de cripta
sagrada familiar, quizás la de un gran jefe y la de su clan. Se los enterró
juntos porque pertenecían a la misma familia.
Estoy segura de
que si se aplicara el test genético a una mayor población, aparecerían muchos
miles de descendientes de este clan, desparramados por todo el mundo.
Fue un golpe de
fortuna haber encontrado dos líneas de sangre que nunca se alejaron mucho de
esta cueva: el hogar de sus ancestros de la Edad de Bronce".
Susanne Hummel.
“Jugábamos en
estas cuevas de niños. Nunca me hubiera atrevido a entrar, de haber sabido que
mi antepasado estaba enterrado allí.
Cuando nos hemos
reunido todos los parientes del hombre de la cueva, tengo que admitir que no
veo ningún parecido entre nosotros.”
Uwe Lange.
“La figura de
cera de mi ANCESTRO DE BRONCE, se parece un poco a mí…
A los que quieran saber cómo se siente uno
pudiendo rastrear sus raíces familiares hasta 3.000 años atrás, puedo decirles
que es imponente, sensacional y fascinante.
Tuve una extraña
sensación cuando visité la cripta, pero cuando me dejaron tocar los huesos de
mi antepasado, sentí una gran emoción ¡Mis manos sostenían 120 generaciones de mi familia!”
Manfred Huchthausen.
Marcuan: 19/12/2012. Copyright.
Me ha gustado la historia, sobre todo en la primera parte con esos tintes culturales de los troques y las falcatas, parece creado para que los más pequeños aprendan de forma inconsciente ;)
ResponderEliminarLo que me descuadra es lo de los nibelungos, ¿esos no son de la historia de Sigfrido el tesoro de los nibelungos? la verdad es que no lo entiendo
Hola Jorge. Pues vamos a "descuadrarte" con esta información:
ResponderEliminarLos nibelungos son un pueblo mitológico de las leyendas germánicas gobernado por el príncipe "Nibelung". Son enanos oscuros que vivían en las profundidades de la tierra y se dedicaban a la extracción de metales. Poseían un enorme tesoro que se encontraba en el fondo del río Rin y habían robado a las ninfas que lo custodiaban. El rey de los nibelungos poseía un anillo que tenía poderosas propiedades mágicas y atraía la desgracia a su portador.1 El caballero Sigfrido mató a los principes nibelungos Nibelung y Schilbung tras discutir con ellos sobre la forma de repartir el tesoro.
La descripción de estos seres proviene del poema épico medieval del siglo XII el Cantar de los Nibelungos de origen germánico, inspirado en diversos conflictos que azotaron a los reinos francos entre los siglos V y VII. Durante los siglos XVII y XVIII la historia de los nibelungos fue casi olvidada, pero se recuperó con el surgimiento del romanticismo en el siglo XIX. En 1829, el escritor y filólogo alemán Wilhelm Grimm publicó las Leyendas históricas alemanas, un estudio de las mismas.
Posteriormente, el compositor Richard Wagner, basándose en estas leyendas mitológicas, compuso un ciclo de cuatro óperas intitulado El anillo del Nibelungo que está formado por El oro del Rin, La valquiria, Sigfrido, y El ocaso de los dioses (tomado de Wikipedia).
En vez de escribir "cinco guerreros alemanes o germánicos" he puesto nibelungos. El lector de ANCESTROS DE BRONCE hace un pacto con el autor al comienzo del relato: acepto tu fantasía. Y se deja llevar por la aventura...
Gracias por la aclaración, después de un texto tan histórico me sorprendía una mención al pueblo mitológico de lo nibelungos, igual hubiera pasado con alguna otra civilización mítica como los atlantes.No sabía si había una historia entre líneas, algún guiño o era una licencia artística.
ResponderEliminarAprovecho para desearte unas felices fiestas.
Gracias Jorge. Te deseo un buen Año Nuevo. Un año en el que seguirás creciendo intelectualmente y mejorando el proyecto de hombre que te has propuesto conseguir. Para mí tu acercamiento hacia la Historia es una gran satisfacción, que aumenta cuando me lees y me comentas con buen criterio. Un abrazo. Marco.
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