Mi profesor nos pide escribir un relato erótico. Es difícil acertar. En mi opinión es como un juego de cartas: o te pasas o no llegas...
Vosotros juzgáis si gano el envite.
Vosotros juzgáis si gano el envite.
Hola, me llamo Lily de Lelo: vibrador de última generación.
La verdad es que no
debería estar hablando en público, porque soy un objeto tabú y lo tenemos
prohibido, pero mi dueño es un ser especial. Se ha apuntado a un curso de
Escritura Creativa y tiene que hacer un relato donde debe hablar un objeto de su
casa ¡Qué cosas más raras pueden hacer los humanos!
Estoy orgulloso de
él porque de las cientos de cosas que posee, me ha escogido a mí. Al principio tuvo
dudas, ya que compró un objeto nuevo al que quiere mucho: una moto con tres ruedas.
Como parece un triciclo lo llama Trici.
A mi me llama Donald, porque tengo pico
de pato.
Mi dueño tiene un
espíritu joven y risueño, aunque es un señor mayor, ya jubilado. Debería estar jugando a la
petanca y viajando a Benidorm en invierno. Pues no, se va a clases de boxeo los
lunes y viene machacado. Bueno, así es mi noche de descanso y puedo recargar la batería a tope.
Al principio estaba
celoso y llevaba mal lo de Trici, porque
la pasea los fines de semana después de bañarla con mimo. Me daba pavor
que cualquier día me dejara huérfano, la chula esa. Pero los celos se me van
pasando porque tengo que reconocer que me trata como a un príncipe.
Siempre me tiene en
perfecto estado de revista militar: limpio y estéril. Me guarda en una caja ergonómica, dentro de una bolsa de seda negra. Además no me enseña a sus amigos,
cosa que siempre hace con Trici: hasta deja que la manoseen y se suban encima de ella.
Mi corazón es un
motor de diseño: una auténtica joya de la ingeniería electrónica.
Mido 7.5 cm de largo, por casi 4 cm de ancho y 2.5 cm de alto, pero genero una vibración potente y silenciosa. Puedo llegar a alcanzar los 8 Hz de frecuencia vibratoria; una barbaridad para un cuerpo tan pequeño. En lo único que me parezco a Trici es en que tenemos diferentes velocidades; en lo demás soy superior y yo no contamino. No hay otro objeto en esta casa tan sofisticado como yo.
Mido 7.5 cm de largo, por casi 4 cm de ancho y 2.5 cm de alto, pero genero una vibración potente y silenciosa. Puedo llegar a alcanzar los 8 Hz de frecuencia vibratoria; una barbaridad para un cuerpo tan pequeño. En lo único que me parezco a Trici es en que tenemos diferentes velocidades; en lo demás soy superior y yo no contamino. No hay otro objeto en esta casa tan sofisticado como yo.
Mi inolora piel metálica es hipoalérgica y suave como el terciopelo. Está recubierta de oro de 24 quilates. Su composición se
probó en la exosfera y resistió todas
las radiaciones del Universo.
También soy hermético e insípido y aguanto las salpicaduras de agua, pero no la inmersión. Mi dueño se dio cuenta de que no somos submarinos cuando ahogó a mi hermanastro Nea de Lolo; no porque fuera negro, sino porque no leyó las instrucciones. Lo sumergió en la bañera llena de agua caliente para ver cómo se comportaba.
Cometió un imperdonable “consoladoricidio” por electrocución.
Me diseñaron así porque
me muevo por los lugares más delicados y protegidos de la anatomía femenina,
que ellas siempre cuidan y cubren. En cambio conmigo, las humanas se muestran tan naturales como cuando nacieron.
Mi color dorado resulta muy agradable a la vista de las mujeres. Me di cuenta de ello cuando hicimos
el viaje a Cuba. Mi dueño siempre me lleva de turismo. Al cruzar la aduana pasaron
los equipajes por el escáner y una teniente del Ejército Revolucionario le obligó a abrir la maleta e intentó cogerme. Casi acabamos en Guantánamo al no permitírselo y nos detuvieron.
Mujeres soldado cubanas |
Desenfundó su nueve milímetros Parabellum y nos estuvo apuntando hasta que mi dueño —pálido como la cera —le hizo una demostración extracorpórea de mis capacidades. Menos mal que es muy hábil manejándome.
Cuba |
En mi corta vida he aprendido
que, cuando mi dueño me hace trabajar mucho, hay alegría y buen humor en su
corazón; en cambio, si trabajo poco, está triste e irritado.
Por eso no entiendo por qué los humanos nos tienen tan ocultos y nos usan tan poco. Jamás salimos en los anuncios de la televisión.
Por eso no entiendo por qué los humanos nos tienen tan ocultos y nos usan tan poco. Jamás salimos en los anuncios de la televisión.
Bueno, tengo ya que despedirme.
Gracias a que tengo un dueño tan raro, he podido decir todo lo que tenía que decir: ha sido un placer.
Gracias a que tengo un dueño tan raro, he podido decir todo lo que tenía que decir: ha sido un placer.
Lily
de Lolo. Para servirlas, señoras.
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