sábado, 17 de diciembre de 2011

LA VIRGEN ROMÁNICA

Hoy voy a contar uno de los hechos más importantes de mi vida: la cambió para siempre. 

Desde entonces pienso que hay que enfrentarse a las dificultades con valentía e inteligencia. 


Mucho han mejorado las cosas en nuestro país, y sin duda, una de ellas, ha sido el Ejército Español. 


Que lo paséis bien, amigos.





Septiembre de 1975: Un gran espejo colgado de la pared del pasillo de la Pensión Puebla en Burgos, reflejaba mi imagen, la imagen de un joven feliz. No sabría decir cuánto tiempo estuve observándome, pero recuerdo mi rostro alegre, barbado, mientras mis brazos apretaban el tabardo de piel de mutón ―recién comprado― contra mi pecho.

Un cabello rubio y largo tapaba el cuello vuelto de lana blanca. Era el primer día que había trabajado como maestro.

Julio de 1974: Cuando bajé del autobús que transportaba a los quintos del 50 desde Segovia, me di de bruces con la arena del anfiteatro romano: un infierno. 

Encima del portón de la entrada se leía: "Centro de Instrucción de Reclutas VI: El Ferral del Bernesga. León".


Cuando llegamos al barracón de la 1ª Compañía, 1º Batallón, los veteranos nos recibieron entre insultos y risotadas, mientras nos proporcionaban el correaje, las botas y las ropas de recluta. Y un número: a mí me tocó el 52.


Nos cambiamos y entre empujones salimos al patio, donde pude observar que habían conseguido borrar nuestra personalidad vistiéndonos a todos por igual y despojándonos de nuestros nombres: nos llamaban por nuestro número.

―¡Atentos, fiiirrrmés! Soy el teniente Ortiz, he sido caballero legionario y en esta Compañía no hay capitán, solo mando yo ¡hijos de puta! La 1ª Compañía es la que mejor ha desfilado siempre en este Campamento; y va a seguir haciéndolo.  ¡Entendido!

―Oye tú ¿se puede traer comida de casa? ―dijo uno de la primera fila, dirigiéndose al oficial. 

El teniente Ortiz, un hombre maduro, moreno, con un bigote lineal encima de unos labios cortados a cuchillo, bajito y grueso de cintura, se acercó al número 13 y le arreó un tortazo descomunal. La cara pecosa del agredido empezó a ponerse colorada por la ira. Levantó la mano, grande como un manojo de plátanos, contra el teniente.


Con gran agilidad, éste desenfundó su pistola y le apuntó al corazón.

―¡Si te mueves te pego un tiro, so cabrón! 

El miedo podía olerse desde cien metros. Jamás me ha vuelto a rodear un silencio tan absoluto.

Tres meses antes de estos hechos, yo estaba estudiando catorce horas diarias para presentarme a las oposiciones de Magisterio y había conseguido aprobar cuatro de los cinco exámenes de la prueba. Sabía que tenía derecho a un permiso para acudir al último examen, el más simple, a la semana siguiente y no estaba preocupado. Me presenté al teniente para solicitárselo.

―De aquí no sale nadie hasta jurar bandera, pasados quince días ¡a tomar por culo, recluta 52!

Me quedé  petrificado, como una estatua de sal. Rompió los papeles que justificaban mi solicitud delante de mis narices.

―¡Que te he dicho que te vayas a tomar por culo, so gilipollas!

Esa noche no pude conciliar el sueño. De los cercanos y pestilentes retretes, iluminados por una sucia bombilla de 20 voltios, salió una rata que poco a poco se fue acercando a mi litera.


Sostuve la mirada de la rata. Al tomar un sorbo de güisqui de mi petaca, se alejó.

―Oye cabo, disculpa, pero me he enterado de que los veteranos os escapáis del campamento por la senda de los elefantes para ir a beber a los chigres.  ¿Podrías indicarme el camino?

Le tuve que contar el porqué y después de aceptar unos cuantos tragos de mi Chivas Regal, conseguí que me dibujara un mapa. 


Tracé un plan: mañana por la noche me escapo, cojo un tren nocturno en León, hago el examen a las nueve de la mañana y me presento en el cuartel de la Guardia Civil, como desertor.


El cabo primero me había advertido: "52, es un mal momento, Franco tiene flebitis en una pierna y estamos acuartelados, las patrullas van armadas con fuego real. Ten cuidado: te juegas la vida". 


Caminando por el Campamento militar, rodeado por 5.000 hombres, me sentía la persona más sola del mundo.

Pasé por delante de la capilla. Mi fe había desaparecido tiempo atrás, pero un impulso me obligó a entrar. El capellán estaba encendiendo unas velas y me miró sorprendido: sólo estábamos él y yo.

―¿Te pasa algo? 

Rompí a llorar.  Era como si las cataratas del Niágara salieran por mis ojos. Se sentó junto a mí durante un cuarto de hora, hasta que pude calmarme. Le conté mis propósitos.

Cuando acabé, sonriendo, levantó la solapa de su sotana: aparecieron tres doradas estrellas de cinco puntas, que indicaban su condición de capitán. Allí aprendí que los curas castrenses también tienen graduación militar.

― Preséntate mañana a las nueve en la Sala de Oficiales, para recoger tu permiso. Y buena suerte en el examen.

Los rumores decían que el teniente Ortiz tenía una condecoración maldita: La Cruz Negra. Dice la leyenda que se concede al degradar a un oficial por cometer un acto grave: como reventar a patadas a un legionario. 

Sólo el sacerdote, mi protector,  acompañaba al teniente durante las comidas, mientras que el resto de los oficiales le rehuían.

Rapado al cero junto al río Arlanzón en Burgos, a las ocho en punto de una húmeda mañana de Julio, tiritando, esperé al autobús con los libros de texto de 4º de E.G.B. bajo el brazo. Se trataba de la prueba más sencilla: programar una clase. En la misma parada se presentó una chica con una pila de libros de 5º de E.G.B.

―Oye, perdona ¿vas al examen de las oposiciones? ―le pregunté.

―Sí, ¿tú también?, ¿no te has enterado de que han cambiado de curso de programación? Con esos textos no te van a dejar entrar. 

Me pareció sentir que el suelo se abría bajo mis pies. En ese momento sonó la campana de la Iglesia del Colegio de los Marianistas, justo enfrente.

―¡Ave María Purísima ―grité a la celosía del confesionario―. Mire, padre, no vengo a confesarme, vengo a que me proporcione libros de 5º de E.G.B. 

―Sin pecado concebida. Pues a estas horas el Colegio está cerrado y no tengo las llaves. Pregunta en el de los Hermanos Maristas que está detrás de esta misma calle.

Llamé al timbre. Cuando el hermano Joaquín apareció en la puerta, soñoliento, me reconoció.

―¡Gilarranz! ¿Qué haces tú por aquí? ―. De niño, había sido alumno suyo en Segovia.

Quedaban veinte minutos para el comienzo del examen. Le expliqué el problema. Subió corriendo las escaleras y cuando bajó, casi no pude sostener tantos libros. Me dí la vuelta y empecé a correr.

―¿Pero dónde vas, alma de Dios? ¡Hay ocho kilómetros hasta la Universidad! Te he pedido un taxi, mira ahí llega.

Si existe el paraíso, el hermano Joaquín está en él, junto a San Marcelino de Champagnat, fundador de la Orden  de los Hermanos Maristas.

Aprobé.

A las diez de la noche ―en el barracón ―vinieron en mi busca dos cabos primeros para llevarme ante el teniente Ortiz.

―¡Dá Vd. su permiso, mi teniente! ―me cuadré, tieso como una estaca―. ¡A sus órdenes, se presenta el recluta número 52 de la 1ª Compañía, 1º Batallón! ―no me mandó descanso.

―Oye una cosa, chulo de putas, ándate con cuidado que tú no vas a salir vivo de este Campamento...

―¡Sí, mi teniente! ¿Ordena Vd. alguna cosa más? ―contesté, sosteniendo su mirada.

― ¡Vete a tomar por culo, so maricón!

Acabé convirtiéndome en un soldado digno de luchar con las legiones de Publio Cornelio Escipión "El Africano", vencedor de Aníbal Barka.

Durante los dos meses siguientes ―Julio y Agosto ―perdí ocho kilos de peso, fraguando mi espíritu y mi cuerpo en la instrucción. Desmontaba y montaba el fusil con los ojos tapados; era el que más corría, más rápido reptaba entre alambradas de espinos y mejor disparaba; desfilaba a la perfección; llegaba en cabeza en marchas nocturnas de más de 40 km; sabía el significado de todos los toques de corneta; me rapaba el pelo a cero cada semana y vestía impecablemente. 

También tuve que emplear la astucia para evitar trampas y provocaciones: cambio de botas por un número menor, insultos de sicarios del teniente durante las comidas, inspecciones sorpresa en busca de panfletos subversivos o de pornografía.

Con 45 grados a la sombra, después de una carrera de castigo a la Compañía, soporté que permitieran beber agua a mis compañeros, excepto a mí. 


Hasta que llegó mi venganza: el desfile de jura de la bandera.

La 1ª Compañía, 1º Batallón abría la marcha de todo el Campamento, a ritmo de tambores y cornetas, enfilando hacia la grada de autoridades. 

El teniente Ortiz en traje de gala, a la cabeza, llevaba el sable desenvainado, que refulgía al sol.

Justo cuando lo levantó hasta la barbilla, para saludar al Teniente Coronel, no pudo ver cómo su mejor soldado, en el corazón de su tropa, cambiaba el paso adrede, sembrando el caos: unos fusiles subían, mientras otros bajaban... 

Fue, por primera vez en su historia, el peor desfile de la 1ª Compañía, 1º Batallón.

Más tarde me acerqué a la capilla con un paquete debajo del brazo: era un regalo. El cura abrió la caja y extrajo una copia, en piedra blanca, de la virgen románica que preside en lo alto del acueducto, desde una hornacina, la plaza del Azoguejo de Segovia. Sonrió complacido. 

Foto: Marcuan

―¿La has hecho tú? ¿No? Pues quédate con ella, que la necesitas más que yo ―dijo, guiñándo un ojo.

― ¡A sus órdenes, mi capitán!

Nos despedimos con un abrazo. Esta vez no lloré.


Diciembre de 2011: La copia de la virgen románica del Azoguejo, de ojos almendrados y sonrisa arcaica, preside mi escritorio. Descansa sobre una vieja cartilla del Servicio Militar de Las Fuerzas Armadas Españolas, con los números: 01/52 garabateados en la portada. 

En su página 24 se puede leer que al recluta Marco Antonio Fernández Gilarranz,  el valor: "Se le supone".


Firmado: El teniente Ortiz.


Marcuan.

3 comentarios:

  1. El servicio militar era un buena fuente de historias, la tuya es genial y tu comportamiento ejemplar.
    El Ejercito ha cambiado mucho, te dejo unas notas para que veas cuanto.
    ANEXO a la Orden nº 74 de fecha 14 de marzo de 2012
    Para general conocimiento, se publica el Artículo Primero de la Orden nº
    38, de fecha 12 de marzo de 2012, de la BASE “RUY GONZÁLEZ DE
    CLAVIJO” en QAALA I NAW –– BADGHIS – AFGANISTTÁN - ASPFOR XXXX:
    “ARTÍCULO PRIMERO. Felicitación. Con motivo del combate acaecido el
    pasado día 7 de marzo de 2012, en las proximidades del COP “Bernardo de
    Gálvez II”, quiero felicitar a los componentes de la IIIª Sección de la TF 1 ª
    Legión, por su meritoria actuación, en especial, la del personal que se relaciona
    a continuación:
    _TENIENTE RAMON PRIETO GORDILLO, Jefe de la IIIª Sección. Reaccionó
    de forma ejemplar, actualizando información al PC de la TTF 1ª Legión
    continuamente, con datos oportunos y exactos. Dirigió el fuego de sus
    Pelotones, distribuyendo los fuegos propios y solicitando apoyo del Pelotón de
    Morteros para hacer frente al fuego enemigo. Mantuvo la calma,
    transmitiéndola a sus subordinados. Coordinó la evacuación del herido, y
    realizó el repliegue de forma ordenada y coordinada.
    _SARGENTO JOSE MORENO RAMOS, Jefe del 3er Pelotón. En cuanto recibe
    información sobre un hombre suyo herido en el cuello comprueba que su
    pelotón responde al fuego, realiza fuego rápido de supresión y abandona su
    pozo bajo fuego enemigo para atender personalmente al herido, que se
    encontraba 40 metros al sur. Mantuvo la calma en todo momento y la transmitió
    a sus subordinados. Su actuación en la atención de las heridas de uno de sus
    hombres, cortando una abundante hemorragia bajo fuego enemigo, fue
    determinante para salvarle la vida.
    _CABO 1º JOSE MANUEL GOMEZ SANTANA, Jefe del Equipo de Tiradores
    de la Compañía. Suprimió los orígenes de fuego enemigos realizando fuego de
    Barret y de FUSA, designó objetivos al Jefe de Sección, corrigió el fuego de
    mortero Comando y de mortero de 81mm. Atendió a su binomio (observador)
    cuando quedó cegado por la tierra a consecuencia del fogonazo del Barret.
    Mantuvo la calma en todo momento, siendo su actuación fundamental y clave
    para hacer frente al enemigo.
    _CABO 1º JOSE MIGUEL GÓMEZ ORTEGA, Jefe del 1º Pelotón. Realizó de
    forma precisa fuego de mortero Comando contra dos objetivos, uno con
    puntería indirecta y otro con puntería directa, exponiéndose al fuego enemigo
    para realizar fuego con eficacia, dirigiendo el fuego de su pelotón para que se
    le apoyase cuando se exponía para tirar con el mortero. Saltó de su posición,
    avanzando al descubierto para ocupar una mejor posición de tiro con el
    mortero. Colaboró en la evacuación del herido, manteniendo la calma en todo
    momento.
    BASE “ÁLVAREZ DE SOTOMAYOR”
    BRIGADA DE INFANTERÍA LIGERA
    “REY ALFONSO XIII”
    II DE LA LEGIÓN
    _CABO FERNANDO CARRASCO IBRIANI, Jefe de Escuadra, tirador de MG-
    42. Realizó fuego eficaz contra tres orígenes de fuego enemigos,
    manteniéndose firme sobre su ametralladora sin cesar en su apoyo en ningún
    momento. El Jefe de Sección personalmente observa como el fuego de su
    ametralladora cae sobre un insurgente a 250 m. Designó al Jefe de Sección los
    cuatro diferentes orígenes de fuego enemigos. Informaba del consumo de
    munición, dosificando los últimos 250 cartuchos, haciendo fuego sólo contra
    objetivos claramente identificados. Mostró un total control de la situación. El
    fuego de supresión que proporcionó, posibilitó la atención del herido
    _C.L. IVÁN CASTRO CANOVACA. Fusilero del 3er Pelotón. Herido en los
    primeros segundos del combate, mantiene la calma y pide a su Jefe de Pelotón
    que le deje solo y acuda a su puesto nuevamente. Cuando su Jefe de Sección
    le decía que estuviera tranquilo que se iría a España a ver nacer a su hija,
    respondió que eso no le importaba, que lo que quería era seguir allí, en su
    puesto. No perdió en ningún momento la compostura, evitando ser un problema
    más en aquella situación.
    EL CORONEL JEFE
    D24

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    1. Gracias. El ejército español actual es "profesional" y no tiene que ver con lo el que conocí. Siento admiración y agradecimiento por el actual. Ojalá sea así para siempre y no haga nunca lo que hace el ejército sirio en estos momentos...

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