Hola amigos: Alonso Reques de Guilarte, comienza una nueva aventura. Ha conocido a una mujer especial y misteriosa: Marga, en pleno centro de Barcelona. ¿Qué peligros le aguardan a nuestro profesor de Hª y a su querida "Trici"?
Quizás tengáis que saber un poco de catalán, pero sois gente lista ¿o no? Que os divirtáis.
Plaza de Colón en Barcelona |
MP3 500 LT Sport |
Esperaba luz verde para cruzar la Plaza de Colón de Barcelona y enfilar hacia la Diagonal.
Acababa de llegar de Madrid, pero era
demasiado pronto para irse a cenar con su tía Gloria y decidió darse antes una
vuelta por las cercanías del Nou Camp y de la Universidad de Predalbes, donde
en 1977 se matriculó en Historia del Arte.
Olía
a mar y a flores. La ciudad había cambiado, estaba espléndida.
Una
Harley Davidson Fat Bob, grande y
ostentosa, paró junto a su Trici.
Alonso la miró con indiferencia, no era su estilo.
De repente, la chica que iba de paquete en la Harley, se bajó de la moto, se quitó el casco, lo agarró fuertemente con la mano y, con un movimiento circular, se lo estampó en la cabeza al conductor.
Harley Davidson Fat Bob |
De repente, la chica que iba de paquete en la Harley, se bajó de la moto, se quitó el casco, lo agarró fuertemente con la mano y, con un movimiento circular, se lo estampó en la cabeza al conductor.
― ¡Fill de puta! ¡T'he dit mil vegades que les dones no som nomès tetas y cul! ―gritó.
El motero quiso parar el golpe y levantó los
brazos por instinto, lo que le hizo perder el equilibrio. Cuatrocientos kilos
le cayeron encima, atrapándole la pierna izquierda. No podía salir de debajo de aquella
montaña de metal pulido y reluciente.
Entonces,
la chica se subió al asiento trasero de la moto de Alonso, mientras se volvía a poner el casco y
se abrazaba con fuerza a su cintura.
Alonso estaba estupefacto.
Alonso estaba estupefacto.
-¡Arrenca
d'una punyetera vegada! ―le chilló al oído.
La
MP3 500 LT Sport casi se encabrita por el chorro brutal de gasolina súper de 95
octanos, inyectado de golpe en sus tripas.
―¡Ara
gira a la dreta! ―dijo.
Aquella mujer despedía tanta tensión, que
Alonso temió por un momento que iba a implosionar.
Subiendo Paralelo arriba le mandó parar en la
acera derecha, junto a unas terrazas, se bajó con prisas y, sin mirar atrás, se metió en “Paddok”,
un bar motero, mientras Alonso aparcaba y guardaba su casco en el arcón de debajo del asiento.
Entró poco después. Se sentó frente a aquella chica morena, de pelo encrespado, que lloraba con serenidad. Alonso rebuscó en
su cazadora y le ofreció un paquete de Clínex.
―¿Què
voleu pendre? ―preguntó el camarero desde la barra.
― ¿Tú eres el dueño del cacharro ese de tres ruedas? ―Alonso se quedó callado.
¡Qué manía tenían en Cataluña de llamar cacharro a su MP3 500 LT Sport! ―Ponme un gin tonic Joan… ¿y tú? ―Alonso no respondió.
―¡Què
vols pendre, cap de suro! ―dijo la
chica. Alonso enrojeció.
―Una
cerveza sin alcohol, por favor ―balbuceó.
Por
primera vez, aquella mujer le clavó su penetrante mirada. Sus grandes ojos,
de un color negro intenso, tenían las pestañas largas. Sonrió. Su sonrisa era
encantadora y unos dientes blancos, pequeños y bien alineados, dulcificaban su
rostro ceñudo. Era una mujer de edad madura, guapa y segura de sí misma. Se secó las lágrimas.
―Moltes
gracies, noi, em dic Marga ¿i tu com et dius? ―preguntó.
―Alonso Reques de Guilarte.
―Encantada
de conocerte. ―Se incorporó, para darle un beso en la mejilla.
―¿De
dónde vienes? ―dijo Marga.
―De Madrid.
Mientras les servían las consumiciones se miraron en silencio, como dos boxeadores antes del combate por el título mundial. Dieron un par de tragos largos a sus vasos.
―De Madrid.
Mientras les servían las consumiciones se miraron en silencio, como dos boxeadores antes del combate por el título mundial. Dieron un par de tragos largos a sus vasos.
En ese instante apareció el dueño de la Harley
Fat Bob. Sin
decir palabra, cogió por el cogote a
Alonso y le sacó en volandas del bar, lanzándolo a la calle. Alonso rodó como
un ovillo. Había practicado Jiu-Jitsu y sabía caer encima de un tatami, pero
otra cosa es sacar brillo a los adoquines de la calle con la espalda. Se levantó
dolorido, viendo venir a aquel bruto con los puños apretados y la cara enrojecida por la ira.
―¡Seràs
cabró! ―Marga había salido del bar y le echó la zancadilla por detrás. El tío, trompicando, se
chocó con la pata de cabra de su moto
y se le volvió a caer encima. Aulló como
Tarzán. Olía a gasolina.
―¡Dame
las llaves de tu moto, rápido! ―le dijo Marga a Alonso, extendiendo su mano.
Alonso
le pasó su llavero de oro, como un autómata.
Marga, con gestos felinos, se subió a Trici y la puso en marcha.
Alonso montó detrás.
La gente que había salido del bar, estaba ayudando al hombretón a salir de debajo de su moto.
La gente que había salido del bar, estaba ayudando al hombretón a salir de debajo de su moto.
―¿A
dónde quieres ir, cap de suro? ―preguntó
Marga.
―¡A
la calle Bosque 69, Pie Funicular de Vallvidrera, en el Monte del Tibidabo! ―gritó Alonso.
No se abrazó al atractivo cuerpo de Marga, como deseaba; recordando el golpe con el casco que había dado a su novio, por si acaso.
Se agarró con todas sus fuerzas a las asas del sillín trasero y se encomendó a la Virgen de la Fuencisla, patrona de Segovia, su ciudad de natal.
No se abrazó al atractivo cuerpo de Marga, como deseaba; recordando el golpe con el casco que había dado a su novio, por si acaso.
Se agarró con todas sus fuerzas a las asas del sillín trasero y se encomendó a la Virgen de la Fuencisla, patrona de Segovia, su ciudad de natal.
Marga apretó el acelerador a fondo, hasta que el
tráfico de la Diagonal les engulló.
Anochecía en la las Ramblas de Barcelona..
Marcuan.(C) 14/04/2012. (Continuará)
IN MEMORIAM: Este mes de Marzo de 2024 nos abandonó ERPECHE (primero por la izquierda en la fotografía), el motero en el que me inspiré para escribir este relato.
Se rompió su gran corazón.
Espéranos en la eternidad muchos años, viejo amigo... Descansa en Paz.
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